Las mejoras operativas, la inversión, el desendeudamiento y Vaca Muerta llevan a la compañía estatal-privada a experimentar el mayor crecimiento en 25 años.
Se suele argumentar que el Estado es ineficiente para administrar recursos. Sin embargo, YPF, bajo control estatal, mejoró todos los indicadores: producción,reservas, inversiones, eficiencia operativa en Vaca Muerta y generación de trabajo demostrando que a veces la ineficiencia es ideológica.
De acuerdo a la información brindada por el Centro de Economía Política Argentina (Cepa), luego de la irrupción de la pandemia del COVID-19, la producción de hidrocarburos (petróleo, gas y GLP) alcanzó los 503 mil barriles equivalentes diarios. Esta cifra resulta del incremento del 7,8% entre 2020 y 2022 atestiguado en la optimización de las extracciones de la cuenca neuquina, representando el mayor crecimiento orgánico de los últimos 25 años revirtiendo la caída de producción en petróleo y gas que se produjo entre 2016 y 2019 la cual se retrajo un 10,4% en ese período.
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Por su parte, el volumen de crudo extraído por YPF se incrementó un 24,6% con respecto a 2019 y un 50,6% con respecto al mes previo de su expropiación en 2012. Por lo que si se realiza la comparación contra el desempeño previo a la renacionalización, la producción de líquidos (petróleo y gasolina estabilizada) pasó de 202 mil barriles por día el mes previo a la expropiación en 2012 a 304 mil barriles por día en febrero de 2023.
El mayor crecimiento de la producción de crudo tuvo lugar entre mayo de 2020 -mes en el que se produce el mayor impacto por la pandemia – y septiembre de 2022, con una suba que alcanzó el 35%, lo que permitió revertir la caída sufrida en etapas anteriores signadas por el parate en la movilidad, fruto de la economía pandémica, y a la posición relegada en que la administración de Mauricio Macri ubicó a la empresa. A febrero de este año, esa suba llegaba al 43,9%.